El 30% de la superficie terrestre está cubierta por bosques y estos, además de proporcionar seguridad alimentaria y refugio, son fundamentales para combatir el cambio climático, pues protegen la diversidad biológica y las viviendas de la población indígena. Cada año desaparecen 13 millones de hectáreas de bosque y la degradación persistente de las zonas áridas ha provocado la desertificación de 3.600 millones de hectáreas.
La deforestación y la desertificación –provocadas por las actividades humanas y el cambio climático– suponen grandes retos para el desarrollo sostenible y han afectado a las vidas y los medios de vida de millones de personas en la lucha contra la pobreza. Se están poniendo en marcha medidas destinadas a la gestión forestal y la lucha contra la desertificación.
Preservar el suelo no es sólo una cuestión importante a escala nacional, sino también a escala europea y mundial. Aparte de constituir la base del 90% de los alimentos humanos, forraje, fibras y combustible, desempeña otras funciones que no son productivas. El suelo constituye la dimensión espacial del desarrollo de los asentamientos humanos: la construcción de viviendas e infraestructuras, instalaciones recreativas y de eliminación de residuos. El suelo es una parte esencial del paisaje, conserva los restos de nuestro pasado y es en sí mismo un elemento importante de nuestro patrimonio cultural. Sin embargo, es un recurso limitado y no renovable, y a diferencia de lo que ocurre con el aire y con el agua ,el suelo no se recupera con facilidad de los daños que se le inflijan.
Frenar la degradación de los suelos, objetivo del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía
La desertificación es la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultante de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas, según definición del artículo 1 de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CLD).
La ONU alertó sobre las graves consecuencias que la desertificación, la degradación de las tierras y el cambio climático están ocasionando a los recursos naturales del planeta, en su mensaje por el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, que se celebró el pasado 17 de junio.
Más del 50% del suelo agrícola a nivel mundial está degradado mediana o gravemente y que anualmente 12 millones de hectáreas de tierra dejan de ser cultivables. Además, cerca de 800 millones de personas padecen subalimentación crónica ya sea como consecuencia de la degradación de las tierras, la menor fertilidad de los suelos, las sequías o por la pérdida de diversidad biológica.
Ante esta situación, lograr la neutralización de la degradación de las tierras fue una de las metas establecidas por los dirigentes mundiales en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). También es importante una agricultura climáticamente sostenible como método para frenar al cambio climático y para generar empleos.
Datos y cifras
Los bosques
- Los bosques son el medio de vida de alrededor de 1600 millones de personas, incluidas más de 2000 culturas indígenas
- En los bosques habita más del 80% de las especies terrestres de animales, plantas e insectos
La desertificación
- De la agricultura dependen directamente 2600 millones de personas, pero el 52% de la tierra empleada para la agricultura se ha visto moderada o gravemente afectada por la degradación del suelo.
- La degradación de la tierra afecta a 1500 millones de personas en todo el mundo
- Se calcula que la pérdida de tierra cultivable ha ascendido a entre 30 y 35 veces la tasa histórica.
- Cada año se pierden 12 millones de hectáreas (23 hectáreas por minuto) como consecuencia de la sequía y la desertificación, en las que podrían cultivarse 20 millones de toneladas de cereales.
- El 74% de los pobres se ven directamente afectados por la degradación de la tierra a nivel mundial.
La diversidad biológica
- De las 8300 razas animales que se conocen, el 8% está compuesto por especies extinguidas y el 22% por especies en peligro de extinción.
- De las más de 80 000 especies forestales, menos del 1% se han estudiado para su posible uso.
- El pescado proporciona el 20% de las proteínas de origen animal a 3000 millones de personas aproximadamente. Tan solo 10 especies representan en torno al 30% de la pesca de captura marina y 10 especies constituyen alrededor del 50% de la producción acuícola.
- Más del 80% de la alimentación humana se compone de plantas. Solo 5 cultivos de cereales proporcionan el 60% de la ingestión de energía.
- Los microorganismos y los invertebrados son fundamentales para los servicios de los ecosistemas, pero aún no se sabe exactamente cuáles son ni se reconocen sus contribuciones.
Degradación del suelo en Europa
Según el informe Con los pies en la Tierra:la degradación del suelo y eldesarrollo sostenible en Europa, en Europa se está perdiendo suelo y se está
degradando a consecuencia de las crecientes
demandas, a menudo en conflicto, de
prácticamente todos los sectores económicos,
como la agricultura, la vivienda, la industria, el
transporte y el turismo. Las presiones se
deben a la concentración de poblaciones y
actividades en espacios limitados, así como a
los cambios del clima y de los usos del suelo.
La distribución geográfica de la degradación
del suelo depende de varios factores.
Los
problemas se relacionan con la diversidad,
distribución y vulnerabilidad específica de los
suelos de Europa. Dependen también de la
geología, la orografía y el clima. Un factor
adicional es la distribución de las fuerzas
motrices en el continente y dentro de cada
región o zona climática.
En Europa meridional, especialmente en la
cuenca mediterránea, la erosión del suelo por
la acción del agua y el viento, la salinización y
la degradación de la fauna y la flora edáficas
por culpa de los incendios son acusadas,
mientras que en Europa occidental, central y
oriental, la contaminación del suelo afecta a
grandes zonas y se debe a la urbanización y a la
industrialización.
La rivalidad entre los diferentes usos del
suelo, que genera contaminación y
agotamiento del recurso, es cada vez más
acusada en la región mediterránea, como
resultado principalmente de la expansión de
la urbanización y el turismo. De hecho, se trata
de la región turística de mayor popularidad
en el mundo, ya que supone el 30% de las
llegadas internacionales, y un tercio de su
población se concentra en las zonas costeras.
En Escandinavia, la salud y las funciones del
suelo están seriamente amenazadas por la
contaminación atmosférica acidificante
procedente de procesos industriales, y de otra
índole, de Europa occidental, central y
oriental, que los vientos dominantes
transportan al norte y depositan allí. Además,
la cubierta forestal de esta región filtra los
contaminantes orgánicos e inorgánicos que
hay en la atmósfera, lo que acelera la
degradación de los suelos, que tienen una capacidad natural de tamponamiento muy
baja respecto a la acidificación y escasas
capacidades de almacenamiento de la mayoría
de las sustancias contaminantes.
La lucha contra la desertificación en España
La ratificación por parte de España de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CLD), como país parte afectado, conlleva la preparación de un Programa de Acción Nacional como elemento central para luchar contra la desertificación.
La restauración de terrenos degradados empezó a plantearse en España en la segunda mitad del siglo XIX, coincidiendo con la creación de la Administración Forestal.
España ha realizado una ingente tarea de repoblación forestal de tierras degradadas. Se estima en 5 millones de hectáreas (un 10% del territorio nacional) la superficie repoblada en los 150 años transcurridos desde el inicio de las actuaciones, el 75 % de las cuales han tenido un objetivo eminentemente protector.
Las inquietudes surgidas tras la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Desertificación de Nairobi (1977), se concretaron en España en el Proyecto de Lucha contra la Desertificación en el Mediterráneo, Proyecto LUCDEME, actualmente vigente y desarrollado por la Dirección General de Desarrollo Rural y Política Forestal del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, siendo así España el primer país desarrollado en recoger las recomendaciones de las Naciones Unidas en esta materia.
Imagen : Mapa de Riesgo desertificación en España. Fuente: MAGRAMA |
El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente a través de la Subdirección General de Silvicultura y Montes, es el Punto Focal Nacional para la CLD y consecuentemente ejerce las funciones de coordinación de la acción de España para la aplicación de la CLD. El contenido de la CLD implica a diversos sectores de la administración, entre los que destacan, además del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación y el Ministerio de Economía y Competitividad a través del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y Tecnología.
El Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación a través de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), es el órgano competente del Estado para desarrollar la ayuda exterior incluida la cooperación en materia de medio ambiente que se enmarca en los tres Convenios del Programa 21, entre los que se incluye la CLD junto con la Convención Marco sobre el Cambio Climático y la Convención sobre la Diversidad Biológica.
El Ministerio de Economía y Competitividad, a través del Consejo Suerior de investigaciones Científicas (CSIC) presta asesoramiento científico sobre la desertificación.
La Dirección General de desarrollo Rural y Política Forestal es el organismo responsable de "la elaboración del Programa de Acción Nacional contra la Desertificación (PAND)
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