Más y mejores zonas verdes al aire libre ayudan a mejorar el desarrollo cognitivo en niños. Los padres que regañamos a nuestros hijos para que apaguen las tablets, los smartphones o la televisión, y salgan a la calle a tomar un poco de aire fresco, debemos sentirnos reivindicados, según un nuevo y pionero estudio de la UE. Los investigadores han encontrado una relación clara entre el desarrollo cognitivo del niño y los entornos verdes. Más o menos lo que sospechábamos, pero no viene mal un respaldo científico.
Los resultados del estudio proporcionan a los responsables políticos pruebas para la puesta en marcha de acciones dirigidas a la creación y mejora de los espacios verdes en las escuelas, barrios y zonas urbanas en general.
Los resultados del estudio proporcionan a los responsables políticos pruebas para la puesta en marcha de acciones dirigidas a la creación y mejora de los espacios verdes en las escuelas, barrios y zonas urbanas en general.
El proyecto RESPIRA, financiado por el Séptimo Programa Marco de la Comisión Europea para la Investigación y Desarrollo Tecnológico, evalúa entre otros aspectos, la calidad del aire y el desarrollo cognitivo de los niños. El estudio concluye que se observa un aumento de capacidad del 5% en la memoria de trabajo regular, un aumento del 6% en la memoria de trabajo superior, y una reducción del 1% en la falta de atención, atribuibles a la presencia de zonas verdes dentro y cerca de las escuelas.
Estos beneficios cognitivos parecen estar vinculados a la reducción de la contaminación del aire procedente del tráfico, cerca de zonas de parques y jardines. También influyen otras causas como una menor exposición al ruido ambiental y el estrés, y el aumento de la actividad física como consecuencia de la proximidad de los espacios verdes.
Respira sano
En el estudio participaron 2623 niños (de 7-10 años de edad) procedentes de 36 escuelas primarias que fueron evaluados durante un año. Con una batería de test informatizados se evaluó la memoria y la atención de los niños, los cuales aumentan de manera constante durante la adolescencia. Las zonas verdes alrededor de la casa de cada niño, en los alrededores de su escuela y a lo largo de su trayecto se midieron utilizando imágenes de satélite y una medida de "verdor", basada en patrones de luz reflejada. Los valores resultantes se combinan con otras variables, tales como el tiempo que pasa cada niño en la escuela o en casa, para calcular la exposición total a zonas vedes de cada niño.
La investigación indica que el aumento de las áreas verdes alrededor de las escuelas, especialmente en las zonas urbanizadas, podría mejorar la memoria de trabajo infantil y mejorar las capacidades mentales de los niños para el resto de sus vidas.
Sin embargo, los autores del estudio también advierten que se necesitan más investigaciones para completar estos hallazgos, y recopilar más información acerca de si efectos similares se encuentran en otros períodos del desarrollo cognitivo de los niños, como los períodos prenatal y pre-escolares, por ejemplo.
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