Los bosques nos proporcionan numerosos servicios ecosistémicos vitales para el medio ambiente y el clima. Ayudan, por ejemplo, a regular el clima y a mantener las cuencas de los ríos, proporcionándonos agua limpia. Ayudan a limpiar el aire que respiramos. El crecimiento de las reservas forestales ayuda con frecuencia a capturar grandes cantidades de dióxido de carbono de la atmósfera. También contribuyen a preservar y a proteger la biodiversidad, ya que muchas especies viven y dependen de los bosques. Son además un importante recurso económico, no solo para la producción de madera sino también de otros recursos utilizados en la medicina y otros productos. Los bosques desempeñan también importantes funciones relacionadas con el ocio y el bienestar humano.
En Europa, la superficie total cubierta por bosques está aumentando en la actualidad, debido sobre todo a las políticas de repoblación forestal y a la conversión de terrenos agrícolas abandonados en bosques. Los bosques cubren más del 40 % de la superficie total de los 33 países miembros y los seis países que cooperan con la Agencia Europea del Medio Ambiente.
No obstante, la salud de los bosques es una cuestión global y la masa forestal total de la Tierra está descendiendo. Y los europeos contribuimos a la deforestación a escala mundial: importamos productos agrícolas y madereros, que son las principales causas de la deforestación mundial que afecta principalmente a los bosques boreales o tropicales.
La superficie total cubierta por bosques no es el único indicador que se debería tener en cuenta.
Retos
Los retos de los bosques europeos son numerosos, como la pérdida de hábitats y los importantes riesgos que representan las especies invasoras, la contaminación y el cambio climático. El creciente uso que de los bosques hacemos los seres humanos para diferentes actividades, como la construcción de redes de transporte o la expansión urbana, también implican una gran presión. La fragmentación, es decir, grandes bosques que acaban divididos en numerosos terrenos pequeños situados entre terrenos agrícolas o urbanizados, afecta claramente a los bosques y a las especies que dependen de ellos.
¿Por qué es tan importante mantener y proteger nuestros bosques?
Históricamente, los bosques son el hábitat natural en muchas partes de Europa y nos han proporcionado servicios esenciales para nuestro medio ambiente y bienestar. Son muy ricos en términos de biodiversidad y resultan esenciales en nuestro esfuerzo por mantener los hábitats naturales en Europa.
En los últimos años hemos asistido a un incremento de la sensibilización de su importancia en diferentes debates políticos, especialmente ahora, con el acuerdo de la COP 21 celebrada en París, en la que se abordó el tema de los bosques en las negociaciones internacionales relacionadas con el clima. En relación con la captura de carbono y la mitigación del cambio climático, los bosques son quizás el único instrumento natural que podemos gestionar. Podemos plantarlos y cortarlos. No tenemos este control con los océanos, por ejemplo.
¿En qué medida el cambio climático amenaza nuestros bosques?
Sabemos que se verán afectados, pero no sabemos exactamente cómo ni en qué medida. El cambio climático puede tener efectos tanto positivos como negativos. Con un clima más cálido, es probable que aumente el crecimiento de los árboles, lo que podría tener un resultado positivo en términos de producción maderera. También puede afectar al límite de la vegetación arbórea, que puede desplazarse más con la altitud y hacia el norte. Al mismo tiempo, los bosques pueden enfrentarse a más amenazas, en términos de patógenos, enfermedades, pestes y más especies invasivas.
Los cambios en las condiciones climáticas pueden provocar que los bosques se hagan más vulnerables en medio de un clima más extremo. Los cambios en los regímenes de lluvias (más húmedos o más secos) podrían provocar que las especies arbóreas actuales sean sustituidas por otras con más capacidad para sobrevivir y crecer en la nueva situación climática.
Si bien la mayor parte de los incendios que se producen en Europa son provocados por el ser humano, las sequías extremas y el clima seco pueden incrementar el riesgo de que se produzcan incendios en los bosques, especialmente en el sur de Europa. Y estos incendios pueden tener consecuencias devastadoras para los ecosistemas forestales.
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