En la lucha contra el cambio climático debemos empezar por nuestra propia casa



La mitigación del cambio climático no depende únicamente de que la industria cumpla o supere sus objetivos. Todos podemos aportar nuestro granito de arena. Las ciudades y los hogares en particular deben actuar también para reducir las emisiones. 

Las ciudades están en primera línea de la lucha contra el cambio climático. Según el informe señales 2015 de la AEMA, en marzo de 2015, dirigentes de treinta ciudades europeas acordaron destinar un total de 10.000 millones de euros anuales a comprar bienes y servicios ecológicos en sectores altamente generadores de emisiones, como el transporte, la calefacción doméstica y el suministro de energía. Esta iniciativa es complementaria al Pacto de los Alcaldes, un movimiento europeo en el que participan autoridades locales y regionales que asumen voluntariamente el compromiso de mejorar la eficiencia energética y el uso de los recursos energéticos renovables en sus territorios. Actualmente cuenta con 6 279 signatarios y su objetivo es cumplir y sobrepasar el objetivo de la UE de reducción del 20 % de las emisiones hasta 2020.

El sector doméstico también es esencial. Las pautas de consumo pueden afectar a las emisiones directa e indirectamente. Entre 2000 y 2007, los hogares compraron cada vez más bienes y servicios con menor presión ambiental por euro gastado. En particular, durante este período se compraron más viviendas, agua, transporte, alimentos, bebidas no alcohólicas, electricidad y otros combustibles compatibles con el medio ambiente. Sin embargo, es posible que el crecimiento del gasto total en muchas de estas categorías haya neutralizado las ganancias. Estos cambios en el consumo, junto con las mejoras en los procesos productivos y los servicios, han favorecido la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en todas las categorías de consumo analizadas. 

Sin embargo, será necesario seguir mejorando la eficiencia y tender a un consumo ambientalmente menos intensivo, si continúa aumentando el consumo global. Más aún, no se ha de subestimar el impacto del consumo europeo de bienes manufacturados fuera de la Unión. Un acuerdo sobre objetivos de reducción de emisiones no frenará el cambio climático por sí solo. Para cumplir esos objetivos, serán necesarias políticas bien planteadas, ambiciosas y de obligado cumplimiento que favorezcan la reducción de emisiones. 

Estas políticas deberán servir de catalizador para que la industria y los hogares reduzcan sus emisiones en todas las fases del proceso de producción y consumo. Es obvio que las emisiones generadas por las actividades económicas están estrechamente relacionadas con nuestras pautas de consumo.

Las autoridades locales, los hogares y los particulares pueden hacer presión sobre los sistemas productivos existentes. Si reducimos nuestro consumo y optamos por consumir productos y servicios que tengan impactos menos graves sobre el medio ambiente, lograremos que cambie la forma de producir y comercializar dichos productos y servicios. Al final, si queremos actuar de forma favorable al clima, debemos empezar por nuestra propia casa. 

+ info: AEMA

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