La producción mundial de alimentos, nuevo reto en la lucha contra el cambio climático


Las emisiones de combustibles fósiles se están desacelerando, lo cual es una buena noticia, pero según estudios recientes se presenta otro gran reto en la lucha contra el cambio climático, la producción de alimentos. Para explicar el por qué de este fenómeno, tenemos que mirar a otros dos gases de efecto invernadero: el metano y el óxido nitroso.


Cada año la biosfera terrestre absorbe aproximadamente una cuarta parte de todas las emisiones de dióxido de carbono de fuentes antrópicas, ayudando a moderar el calentamiento producido por las actividades humanas como la quema de combustibles fósiles y la tala de bosques. 

Sin embargo, un artículo publicado en la revista Nature, muestra que las emisiones de otras actividades humanas, en particular la producción de alimentos, están saturando este efecto tampón. Es una tendencia preocupante ya que en los últimos años las emisiones de CO₂ de los combustibles fósiles se están desacelerando; claramente sería un escollo en los esfuerzos para estabilizar el calentamiento del planeta por debajo de 2 ℃, acordado en la conferencia climática de París.



Para explicar el por qué de este fenómeno, tenemos que mirar a otros dos gases de efecto invernadero: el metano y el óxido nitroso.


Los otros gases de efecto invernadero

En la última década, las actividades humanas han generado alrededor de 40 mil millones de toneladas de emisiones de CO₂ al año, en gran parte por la quema de combustibles fósiles y la deforestación, generando alrededor del 82% del calentamiento global debido a los gases de invernadero.

El planeta, a través de la fotosíntesis de las plantas, elimina aproximadamente una cuarta parte de este CO₂ cada año (otro cuarto entra en los océanos y el resto permanece en la atmósfera y calienta el planeta). Si no fuera así, el mundo se calentaría mucho más rápido. Y si tuviéramos que eliminar este CO₂ nosotros mismos, costaría cientos de miles de millones de dólares cada año, por lo que debemos estar muy agradecidos de que la Tierra lo hace de forma gratuita.

Pero aparte de CO₂, hay dos otros principales gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global, el metano (CH₄) y el óxido nitroso (N₂O ). De hecho, ambos son gases de efecto invernadero más potentes que el CO₂. El potencial de calentamiento global del metano y del óxido nitroso es de 28 y 265 veces mayor que la del CO₂, respectivamente.

Las emisiones humanas de estos gases se asocian en gran medida con la producción de alimentos. 

El metano es producido por los rumiantes, el cultivo de arroz, vertederos y estiércol. Otras emisiones antropogénicas de metano provienen de los cambios en el uso del suelo y los efectos del cambio climático en los humedales, que son considerados los principales productores de metano mundial.

Las emisiones de óxido nitroso están asociados con el uso excesivo de fertilizantes y la quema de plantas y residuos animales. Para entender la cantidad de exceso de nitrógeno que estamos añadiendo a los cultivos, hay que destacar que sólo el 17 % del nitrógeno que se utiliza termina en las plantas.

La huella de gases de efecto invernadero de la producción de alimentos está creciendo y no está recibiendo la atención adecuada.

Sumideros y fuentes
Al igual que los seres humanos emitimos gases de efecto invernadero a la atmósfera, la Tierra también produce, y las absorbe. Si absorbe más cantidad de la que produce, se trata de un "sumidero". Si se produce más de lo que absorbe, una "fuente". La capacidad del planeta para absorber y producir gases de efecto invernadero se ve afectada por la actividad humana.

A nivel mundial, sin contar los combustibles fósiles, la biosfera absorbe más CO₂ de lo que produce, por lo que se considera un sumidero de carbono. Pero esta capacidad se ve sobrepasada por la producción de metano y óxido nitroso, por lo que a nivel global la Tierra actúa como una fuente de gases de efecto invernadero.

El estudio de Nature pone de relieve la importancia de incluir los tres principales gases de efecto invernadero en las evaluaciones de impacto climático global y regional, y el desarrollo de la política climática. Otros estudios recientes calculan que el tamaño de esta fuente de emisiones es de aproximadamente el equivalente al total de las emisiones de combustibles fósiles de CO₂ en la década de 2000. 

En cuanto a la tabla de abajo, si se suman las emisiones de carbono de la "fuente bruto LUC" (emisiones debidas a la deforestación) y las emisiones de metano y óxido nitroso (en azul y verde), se puede ver que son más o menos equivalentes a las de la combustión de combustibles fósiles.



Así pues, constituyen una parte muy importante de nuestra contribución al cambio climático.

Es importante destacar que las emisiones de CO₂ de la deforestación, junto con el metano y óxido nitroso están principalmente asociadas con el proceso de cambio de uso del suelo disponible para la producción de alimentos, bien para tierras de cultivo o bien para pastizales.

Por desgracia, ha habido una discusión limitada sobre compromisos para descarbonizar el sistema de producción de alimentos; todos los esfuerzos se han centrado en la descarbonización del sistema energético. Los países emergentes y en desarrollo, han mostrado poco interés en la colocación del sistema de alimentación a la vanguardia de las negociaciones climáticas. Una de las razones es lo que está en juego: alimentar a su población.


La continuación de las tendencias actuales de crecimiento de emisiones de metano y óxido nitroso en un momento en que el crecimiento de las emisiones de combustibles fósiles de CO₂ se está desacelerando, constituye una tendencia preocupante. La huella de gases de efecto invernadero de los alimentos está creciendo, mientras que el papel del sistema de producción aimentaria en la mitigación del clima no está recibiendo una atención necesaria y urgente.

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