El fraude de Volkswagen para evadir los controles de las emisiones de sus vehículos está de actualidad y es un recordatorio de que la industria del automóvil y del transporte por carretera no tiene carta blanca. Las familias precisan de un coche para realizar la compra y llevar a sus hijos al colegio; y las pymes y los servicios públicos utilizan vehículos para poder llegar a todos los clientes y ciudadanos. Sin embargo, el crecimiento del sector del transporte por carretera no debe ser un fin en sí mismo, ni desde luego debe conseguirse a cualquier precio. Es preciso conciliar los intereses de la industria, los consumidores y el medio ambiente.
La UE se toma el tema en serio y ha publicado recientemente un informe Explicando las emisiones del transporte por carretera (AEMA), en la que se abordan los principales aspectos a tener en cuenta.
El transporte por carretera es una fuente importante de gases de efecto invernadero y contaminantes atmosféricos. A pesar de las mejoras en la eficiencia de los vehículos en las últimas décadas, en la actualidad el sector es responsable de casi una quinta parte de las emisiones de gases de efecto invernadero de Europa. Estas emisiones también conducen a altas concentraciones de contaminantes del aire por encima de las normas de la UE en muchas de las ciudades europeas.
El transporte, y en particular el transporte por carretera, genera importantes beneficios a nuestra sociedad. Permite el movimiento de personas y bienes, es compatible con el crecimiento económico y proporciona empleo. Sin embargo, a pesar de estos beneficios y las mejoras tecnológicas alcanzadas en las últimas décadas, el sector sigue siendo un importante emisor de gases de efecto invernadero (GEI) y contaminantes atmosféricos. Estos gases y contaminantes causan importantes daños a la salud y al medio ambiente, y su prevención y corrección tiene unos considerables costos económicos para la sociedad.
En los últimos 25 años se han alcanzado importantes logros en la limitación de las emisiones del transporte por carretera, resultado de una combinación de políticas y medidas, tales como el establecimiento de normas tecnológicas para disminuir las emisiones de los vehículos y la mejora en calidad del combustible, implementación de legislación en el establecimiento de límites de calidad del aire, y medidas puestas en marcha a nivel local para incentivar el uso del transporte público u otros métodos alternativos.
Sin embargo, el aumento general de pasajeros y de mercancías, así como el bajo rendimiento de algunas normas, y las condiciones de conducción de la vida real, han ocasionado que la reducción de emisiones no haya alcanzado los niveles esperados.
Imagen: EEA |
Impactos en la salud y el medio ambiente
Gases de invernadero.
Mientras que las emisiones de GEI de todos los demás sectores relevantes para la economía han caído en las últimas décadas, los de transporte han aumentado. Las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del transporte por carretera están hoy en día alrededor del 16% por encima de los niveles en 1990.
A medida que las emisiones procedentes de otras fuentes han disminuido, la gran contribución del transporte hace que el total de las emisiones de la UE haya aumentado casi la mitad - de un 13% compartir en 1990 a casi el 20% de participación en 2013.
La contaminación del aire
La identificación de la relación entre las emisiones de aire contaminantes, sus concentraciones en el aire y sus impactos posteriores es compleja. La calidad del aire que respiramos depende de muchos factores, como la mezcla de las fuentes de emisión y las características locales, como la orografía y la meteorología; todos pueden afectar a la formación y la dispersión de los contaminantes.
El transporte por carretera sigue siendo una importante fuente contaminante con impacto en la salud y el medio ambiente. En particular, el transporte por carretera es responsable de las contribuciones significativas a las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx), óxidos de azufre (SOx) y materia particulada (PM).
La contaminación emitida por los vehículos es particularmente importante, ya que las emisiones se producen generalmente en zonas habitadas, donde viven y trabajan personas. De esta forma, aunque las emisiones del sector del transporte no son tan grandes en términos absolutos como las procedentes de otras fuentes, la exposición de la población a estos contaminantes puede ser más importante que la ocasionada en otros procesos tales como plantas de energía o grandes instalaciones industriales, que a menudo tienden a ubicarse en zonas más remotas y menos pobladas.
En contraste con las emisiones de gases de efecto invernadero, las emisiones de los principales contaminantes atmosféricos del transporte han disminuido en general en los últimos dos décadas. Sin embargo, la última evaluación de la calidad del aire publicada por la Agencia de Medio Ambiente (AEMA) revela que una fracción significativa de la población urbana europea está expuesta a niveles superiores a los estándares de calidad del aire en los últimos años (EEA, 2015A).
Por ejemplo, el valor límite anual de la UE para el nitrógeno dióxido (NO2), sigue siendo ampliamente superado en toda Europa, principalmente en zonas próximas a tramos de carretera. Del mismo modo, algunos Estados miembros reportan niveles de PM superior a los estándares de calidad establecidos.
Para reducir los efectos negativos sobre la calidad del aire causada por las emisiones del transporte por carretera, las normas de la UE son cada vez más exigente. Los fabricantes de vehículos, casi todos, han logrado cumplir con los límites de emisión cada vez más rigurosos, mediante la introducción de innovaciones tecnológicas, como los catalizadores de escape.
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