Las montañas entre las regiones más sensibles al cambio climático


Las montañas ocupan 22% de la superficie terrestre en las cuales habitan 1.200 millones de personas que dependen de las reservas de agua, agricultura, hidroelectricidad y biodiversidad que estas proporcionan. Los factores que que preocupan a los habitantes y amantes de las montañas están relacionados con los impactos del cambio climático, como el deshielo de glaciares y el permafrost que contribuye a la caída de rocas y deslizamientos del terreno. Estas acciones representan una amenaza para las personas y el ganado y pueden ocasionar graves daños a cosechas y propiedades.

Las montañas se encuentran entre las regiones más sensibles al cambio climático. Algunos de los indicadores más visibles del cambio climático provienen de las zonas de montaña, como el retiro generalizado de los glaciares que se ha observado desde las regiones polares a las tropicales en las últimas décadas. El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático IPCC viene destacando claramente la posición sensible de las zonas de montaña en sus informes.

Las montañas proporcionan agua dulce a la mitad de la población mundial y son el hogar de la mitad de todos los puntos calientes de la biodiversidad mundial. Son también áreas de recreo en un mundo cada vez más urbanizado. Esto plantea preguntas cruciales: ¿cómo afectarán estos servicios vitales al cambio climático? ¿Las zonas de montaña seguirán proporcionando la misma cantidad de agua dulce que en el pasado? ¿Cuál será la magnitud y el impacto del cambio climático en las montañas y sus tierras bajas adyacentes? ¿Dónde tendrán lugar los cambios y quiénes serán los más afectados?

Cambio Climático y Montañas

Según el informe de la FAO Montañas y Cambio Climático, se espera que las emisiones de gases de efecto contribuyan al calentamiento global en el período 1990-2100 en un promedio de entre 1,1 y 6,4 ° C, dependiendo de la liberación global de emisiones.

Este calentamiento no será uniforme, pero variará considerablemente entre diferentes regiones. En general, será mayor sobre la tierra y en las altas latitudes del hemisferio norte.

Las proyecciones de precipitación muestran aumentos en las regiones del monzón y en latitudes medias y altas, y una disminución en los subtrópicos. El área de nieve cubierta se reducirá en general y la mayoría de los glaciares y las capas de hielo perderán masa o desaparecerán a largo plazo.



El cambio climático es hoy una realidad, y algunas de las mejores pruebas, como el derretimiento de los glaciares las encontramos en las zonas de montaña. Muchos científicos creen que los cambios en los ecosistemas de montaña pueden dar una idea de lo que podría suceder actuando así como sistemas de alerta temprana.

Las montañas existen en muchas regiones del mundo. Ocupan posiciones muy diferentes en el globo y difieren en forma, extensión, altitud, cobertura vegetal y régimen climático. Por lo tanto, se verán afectados de manera diferente por el cambio climático. Sin embargo, comparten algunas características comunes relacionadas con el cambio climático:

En primer lugar, las zonas de montaña tienen una topografía marcada y compleja, por lo que sus climas varían considerablemente en distancias cortas. Por lo que las proyecciones de cambio climático son difíciles de hacer. Desafortunadamente registros de clima de montaña que permitan establecer proyecciones a largo plazo existen para muy pocas áreas tales como los Alpes europeos.

En segundo lugar, la temperatura cambia con la altitud. Los impactos de un clima más cálido son diferentes para diferentes elevaciones. Las áreas de las zonas de nieve o de congelación se verán afectadas especialmente, ya que podrían sufrir un desplazamiento en altura o desaparecer. Cada grado Celsius de aumento de temperatura hace que la línea de nieve aumente en altura en promedio unos 150 m, e incluso más en las zonas más bajas.
En estas regiones la precipitación cambiará de nieve a lluvia. La disminución en la cubierta de nieve conducirá a un calentamiento por encima de la media de las montañas, porque las superficies sin nieve absorben mucha más radiación que las superficies cubiertas de nieve.

En tercer lugar, el derretimiento de los glaciares y el permafrost desencadenarán la liberación de suelo y aumentará el peligro por desprendimientos de rocas, flujos de escombros y deslizamientos de suelo y lodo. Otro riesgo específico es el aumento de lagos glaciales y la amenaza de desbordamiento de los mismos.

En cuarto lugar, las montañas desempeñan un papel importante en la influencia de los fenómenos climáticos. Actúan como barreras para el flujo del viento, lo que induce mayor precipitación en barlovento, y precipitación reducida y temperaturas más cálidas en el lado de sotavento. Los cambios en los patrones de flujo del viento atmosférico podrían ocasionar respuestas de precipitación a nivel local en las zonas de montaña, que podrían ser mucho más acusadas que el promedio regional. Por ejemplo, las simulaciones de modelos muestran que en las montañas escandinavas, un flujo más húmedo de viento del oeste podría inducir hasta un aumento del 70% en la precipitación.







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