SOS Mekong, la "madre de los ríos" asiáticos en peligro


El río más grande de todo el Sudeste Asiático y el 12º más largo del mundo, el Mekong, es una maravilla natural que une los destinos de media docena de países que planean sembrarlo de presas en los próximos años. ¿Estamos ante un desastre ecológico? ¿Una nueva guerra del agua? Queda esperar que los gobiernos recapaciten y coordinen sus esfuerzos en aras de un desarrollo sostenible en la región.

La madre de los ríos
Nace en las nieves del Tíbet a 5.200 metros, y crece en caudal rápidamente a medida que pasa a través de la región de Yunnan. Al abandonar China cambia su nombre de Lancang a Mekong, y desciende a través de un paisaje selvático. Alimentado por sus afluentes tropicales, define la frontera entre Myanmar y Laos, y la mayor parte del límite entre Laos y Tailandia. En Camboya se divide en dos, y más abajo vuelve a ramificarse para desembocar en el Mar de China en un exuberante delta, lleno de vida, en el sudoeste de Vietnam; un paisaje opuesto en todos los sentidos a las zonas frías y desérticas donde comenzó su camino

La cuenca del Mekong alberga una extraordinaria biodiversidad; nuevas especies de plantas y animales se descubren todos los años. Sólo las grandes cuencas del Congo y el Amazonas se pueden comparar o la superan en riqueza natural. Hay más de 20.000 tipos de plantas y casi 2.500 especies animales. La diversidad humana también es sorprendente: podemos encontrar a monjes tibetanos que rezan; comerciantes birmanos que compran y venden; pescadores camboyanos que echan las redes; agricultores tailandeses que siegan; y mercados vietnamitas que flotan. Y la historia es tan rica como el río, destacando Angkor, que fue una de las ciudades más grandes del mundo pre-industrial; el imperio Khmer que la construyó dominó el sudeste de Asia durante más tiempo que los europeos lo hicieron en América

Y por supuesto el Mekong también alimenta a decenas de millones de personas, gran parte de la población de Laos, Camboya, Tailandia y Vietnam depende del Mekong para su supervivencia. Sus peces aportan proteínas a la dieta y su delta es la despensa de arroz del mundo (15% de la producción global). No es de extrañar pues que su nombre, en Tailandia o Laos, significa "madre de los ríos". 



Imagen: The Economist
Presas proyectadas 
El gobierno Chino piensa que la madre tiene un regalo más para dar: la energía hidroeléctrica. China tiene 14 presas planificadas o en construcción en su tramo del Mekong en la provincia de Yunnan, uniéndose a seis ya construidas. Hoy en día el río libre, sin represas, está por debajo de China, pero ésta es una realidad que cambiará en unos años. Laos tiene nueve embales planificados o en curso, Camboya tiene dos, y otras decenas más se prevén construir en los afluentes del Mekong. 

Para los gobiernos, la conveniencia de construir presas es obvia: generan electricidad y atraen inversiones a zonas muy deprimidas. Pobre y sin acceso al mar Laos planea convertirse en la dinamo del sudeste de Asia, mediante la venta de su energía hidroeléctrica a Tailandia y otros países vecinos, convirtiéndose en su principal fuente de ingresos en tan sólo una década. Miserablemente pobre, la región del Mekong está ahora en auge con un gran potencial de desarrollo. La energía hidroeléctrica ayudará a satisfacer su demanda creciente de energía, que se espera que se duplique en los próximos diez años.

La otra cara de la moneda es su impacto sobre los ecosistemas, así como en la seguridad alimentaria. Por ejemplo las presas amenazan a las poblaciones de peces migratorios del que muchos países del sudeste asiáticos dependen. Habrá tierras de cultivo que o bien será menos productivas porque reciban menos sedimentos, o desaparecerán bajo el aumento del nivel de los ríos, y las tierras del delta pueden sufrir un proceso de salinización, debido a que su caudal de agua dulce se verá disminuido y aumentará el agua salada del mar. La batería de presas que se pretende construir tendrá un alto costo ambiental y pondrá en peligro la seguridad alimentaria de algunas zonas y, lejos de aumentar la prosperidad general, puede agravar la pobreza de millones de personas. También pueden aumentar las tensiones regionales. China y Laos cosecharán la mayor parte de los beneficios procedente de la energía hidroeléctrica, mientras que aguas abajo Camboya y Vietnam serán las más perjudicadas.


Falta de coordinación
Uno de los principales problemas de este proyecto masivo de construcción de presas es su falta de coordinación. Una sola presa, en el curso alto de un sistema fluvial, no sería una gran preocupación, sobre todo si se equipa con escalas para peces y se implementan medidas preventivas y correctoras para mitigar su impacto ambiental. Pero la cuestión en el Mekong es que se trata de 25 grandes presas y no se ha evaluado adecuadamente como un proyecto puede tener efectos en otro, y en el conjunto del sistema fluvial.

¿No es esta la tarea de la Mekong River Comission MRC? Sí, y trata de hacer su trabajo. Pero es un órgano florero, que no tiene ningún poder de ejecución; se esfuerza por promover la buena gestión de los ríos pero sin apenas presupuesto. Además, China, la mayor amenaza del Mekong, se niega a ser miembro. La MRC propone una moratoria de diez años para la construcción de presas, y proyectos hidroeléctricos que no obstruyan tan salvajemente el flujo del Mekong. Un consejo prudente, pero pocos gobiernos lo están escuchando. La magnitud del daño que  estas presas podrían causar es enorme, y sería irreversible. Sin pensar en todas las consecuencias de lo que están a punto de emprender, los gobiernos están jugando peligrosamente con la madre de todos los ríos, pan para hoy y hambre para mañana.


+ info: The Economist 

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