Las selvas tropicales reforestadas capturan más CO2

Las selvas tropicales que han sido reforestadas pueden absorber 11 veces más carbono de la atmósfera que los bosques primarios o selvas vírgenes.

Un grupo de investigadores ha elaborado un mapa que muestra las regiones de América Latina donde la reforestación de selvas puede ofrecer mayores beneficios.
Costa Rica- Green planet

Imagen: Green planet



Obviamente también se concluye que los bosques primarios, las selvas vírgenes que llevan cientos de años de existencia, necesitan ser protegidos, ya que tienen retienen una gran cantidad de carbono, aparte de su incalculable valor ecológico, cultural y antropológico.



Los detalles del estudio se han publicado en la revista Nature. Un equipo científico internacional recopiló datos de casi 1.500 parcelas en 45 emplazamientos localizados en el Neotrópico, que abarca zonas de centro y sur de América, lo que ha permitido elaborar un mapa resaltando las áreas con mayor potencial para funcionar como sumideros de carbono.




El mapa que muestra el potencial de crecimiento durante un período de 20 años la biomasa sobre el suelo (above ground biomasas AGB) . El color morado indica un potencial de crecimiento y recuperación bajo de la cubierta forestal , mientras que el verde indica un alto potencial.


Los bosques reforestados o secundarios, aparecen como resultado de una importante limpieza o destrucción de una masa forestal antigua, bien por causas naturales, como en el caso de un incendio, o de la actividad humana, como sucede con la tala industrial o la agricultura.



Para maximizar su desarrollo, el acceso a la luz solar, nutrientes y agua, los nuevos árboles crecen muy rápidamente. Esto significa que las plantas capturan una cantidad mucho mayor de carbono de la atmósfera, que utilizan como parte del proceso de fotosíntesis que la planta necesita para crecer. Según el estudio, en condiciones óptimas, la vegetación de nuevo crecimiento podría capturar hasta 11 veces más carbono que los bosques primarios.


No obstante, los bosques primarios existentes desde hace cientos de años han capturado una enorme cantidad de carbono a lo largo de las décadas y siglos, de tal forma que las selvas vírgenes tropicales son los mayores sumideros de carbono terrestres del planeta. La deforestación se considera uno de los principales impulsores de las emisiones de CO2 procedentes de las actividades humanas y se calcula que representa el 20% de todas las emisiones.

La capacidad de los bosques de todo el mundo, en particular de las selvas tropicales, para absorber y encerrar de carbono juega un papel clave en los esfuerzos para mitigar y frenar los efectos del cambio climático. La cumbre del clima de la ONU en 2014 vio la creación de la Declaración de Nueva York sobre los Bosques, un acuerdo no vinculante, como siempre, que se estableció el objetivo de reducir a la mitad la tasa de deforestación mundial en 2020, y deteniéndola en 2030. Hablando en plata, los acuerdos no vinculantes son muy estéticos para los dirigentes políticos ya que salen en las noticias hablando de medio ambiente y sostenibilidad, lo que parece que da votos, pero a la larga se quedan en agua de borrajas.





+ info: Nature, BBC

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